Mientras las crisis económicas derivadas de la pandemia de covid-19 y de la guerra en Ucrania –que disparó los precios globales de alimentos y energéticos– están arrojando 263 millones de humanos en la pobreza extremas, los 2 mil 668 multimillonarios que acaparan las riquezas del planeta se han enriquecido con 3.78 billones de dólares durante los últimos años.
De acuerdo con un informe que publicó hoy la organización Oxfam, la riqueza de los multimillonarios del planeta se disparó más en 24 meses de pandemia que durante los 23 años anteriores, especialmente para los magnates que controlan la agroindustria y los sectores energético y farmacéutico: su fortuna creció de mil millones de dólares cada dos días.
La brecha de desigualdad, ya difícilmente concebible, está más grave que nunca en la historia reciente: la casta de multimillonarios controla actualmente 12.7 billones de dólares, equivalentes 13.9% del Producto Interno Global (PIB) –contra 4.4% en el 2000– y los 10 hombres más ricos del planeta acaparan más riqueza que el 40% de la población más pobre del mundo.
Los accionistas principales de gigantes como Walmart, de las farmacéuticas Pfizer y Moderna –que desarrollaron vacunas contra el covid-19–, del monstruo de la distribución Amazon; de las tecnológicas Tesla, Google o Apple; de las agroindustrias Cargill –que en México se ha asociado con Alfonso Romo Garza, otrora jefe de Oficina del presidente Andrés Manuel López Obrador– y Louis Dreyfus Co., o las petroleras BP, Shell, TotalEnergies, Exxon y Chevron han destacado entre los más beneficiados de los dos eventos que más han afectado la humanidad en conjunto.
En el arranque del Foro Económico Global en Davos, Suiza, donde magnates y políticos van a discutir sobre el estado del planeta, la organización exhibió otro dato revelador en su informe: durante los dos años de pandemia surgió un multimillonario nuevo cada 30 horas –son 2 mil 668 actualmente, 573 más que en 2020–, mientras un millón de personas se hundieron en la pobreza extrema cada 33 horas.
Otro: el 99% de la humanidad ha sufrido una reducción de ingresos durante la pandemia, sobre todo el 40% de la población más pobre del mundo y particularmente las mujeres, las principales víctimas de la desaparición de empleos y del regreso forzado a las labores de cuidado no remunerado.
El aumento indecente de la fortuna de los multimillonarios fue, según Oxfam, producto de las políticas fiscales y monetarias implementadas por los gobiernos para enfrentar la pandemia.
Estas inyecciones masivas de dinero en los sistemas financieros fueron aprovechadas por los grandes detentores de capitales, ya beneficiaros de décadas de políticas económicas neoliberales, marcadas por la privatización de servicios públicos, la instalación de oligopolios, el auge de la evasión fiscal y la acelerada devastación ambiental.
La pandemia de covid-19 y la invasión reciente de Rusia a Ucrania –que tiene un efecto dominó en el aumento de precios de cereales, petróleo y gas– han agravado las brechas de desigualdad al interior de los países, por ejemplo entre quiénes acceso a los servicios de salud o de protección social y quiénes no.
Pero Oxfam subrayó que ambos fenómenos causaron estragos diferentes entre países, pues mientras los inversionistas prestaron dinero a los Estados ricos con bajas tasas durante la crisis, los Estados más pobres tuvieron que incurrir en déficits imposibles de reembolsar, por lo que tendrán que recortar sus presupuestos para pagar el servicio de la deuda y enfrentarán riesgos de sobreendeudamiento.
Ante esta situación, Oxfam reiteró su llamado a instaurar una batería de impuestos excepcionales a las empresas sobre sus ganancias “caídas del cielo”, –es decir, derivadas de circunstancias externas a su gestión– y a recaudar más impuestos a las grandes fortunas, mientras se pone en marcha un sistema de redistribución progresivo menos injusto que el actual, el cual permitiría, incluso perpetuando niveles altos de desigualdad, sacar a 2 mil 300 millones personas de la pobreza.