Faltan unas horas para que venza el plazo estipulado por los talibanes para el desalojo de los extranjeros en Afganistán, y la tensión en el territorio aumenta debido a recientes contraataques de EU y amenazas de más atentados cerca del aeropuerto por parte del Estado Islámico.
Y es que Estados Unidos realizó el domingo en Kabul un ataque con dron contra un vehículo cargado de explosivos para “eliminar una amenaza inminente” del grupo Estado Islámico del Khorasan (EI-K o ISIS-K) contra el aeropuerto, mientras continúan las últimas evacuaciones, a dos días de la retirada estadounidense.
“Las fuerzas estadounidenses llevaron a cabo un ataque aéreo defensivo con drones, lanzado desde fuera de Afganistán, contra un vehículo en Kabul que eliminó una amenaza inminente del EI-K contra el aeropuerto internacional de Kabul”, dijo Bill Urban, portavoz del mando central del Pentágono.
“Fuertes explosiones secundarias del vehículo mostraron la presencia de una cantidad significativa de material explosivo. Permanecemos atentos a posibles amenazas futuras”, agregó.
El ataque fue confirmado por un portavoz talibán, quien dijo que un coche bomba destinado al aeropuerto había sido destruido y que un posible segundo ataque había alcanzado una casa cercana.
El jueves, un ataque suicida en el aeropuerto reivindicado por del EI-K dejó más de un centenar de muertos, entre ellos 13 soldados estadounidenses. Ya el presidente estadounidense, Joe Biden, había dicho el fin de semana que un nuevo ataque era “altamente probable”, tras dicho atentado.
El sábado se llevó a cabo un primer contraataque con drones en Afganistán, matando a dos miembros del EI e hiriendo a un tercero.
ADIÓS CON HONORES
El Presidente Biden y su esposa Jill asistieron la víspera, en la base militar de Dover, al este de Washington, con las familias de los militares fallecidos cuando se conoció la noticia del último ataque aéreo.
En medio de un pesado silencio solo interrumpido por el llanto de los deudos, el demócrata recibió los restos de los 13 militares estadounidenses muertos en un ataque en Kabul, una ceremonia difícil para un presidente fuertemente criticado por su gestión de la crisis afgana.
Los ataúdes fueron depositados en la pista de la base militar de Dover, Delaware, delante del Presidente y su esposa Jill.
AVANCES
114, 000
personas han sido evacuadas de Afganistán
300
estadounidenses aún por evacuar de ese país
Agosto 31
fecha límite para terminar con las salidas
Se asoma líder talibán desde Kandahar
Desde que tomaron el poder en Afganistán (15 de agosto), muchos dirigentes talibanes aparecieron en público en Kabul, pero del líder supremo del movimiento fundamentalista, Hibatullah Akhundzada, apenas ayer se supo que está en Kandahar.
“Puedo confirmar que está en Kandahar. Ha estado desde el comienzo”, revelaron portavoces talibanes la víspera, “y aparecerá pronto en público”.
Mulá especializado en cuestiones religiosas y judiciales, el nombre de Akhundzada empezó a escucharse en mayo de 2016, cuando sustituyó al frente de los talibanes al mulá Mansur, que murió en un ataque estadounidense con drones en Pakistán.
Su primer objetivo era unir al movimiento fundamentalista, dividido por las luchas internas y el descubrimiento de que se había ocultado la muerte de su fundador, el mulá Omar, durante años. Hibatullah Akhundzada solo se manifiesta durante las fiestas islámicas, pues su rol es más simbólico que operativo.
Hijo de un teólogo, originario de Kandahar, territorio pastún y cuna de los talibanes, Akhundzada gozaba antes de su nombramiento de una gran influencia en el movimiento, y llegó a dirigir su sistema judicial.
Los jefes de las diferentes facciones talibanes se han ido mostrando públicamente en Kabul estos días.
Tradicionalmente, los talibanes han dejado a su líder supremo en la sombra. El fundador del grupo, el mulá Omar, llevaba una vida de asceta y apenas se le vio por la capital afgana durante su anterior periodo de gobierno, en los años 90s. Pero su palabra se consideraba sagrada, un respeto que ninguno de sus sucesores consiguió.
Soldados eran niños cuando pasó el 9/11
Los 13 soldados estadounidenses fallecidos en el atentado de Kabul tenían entre 20 y 31 años, la mayoría estaba en la veintena, reveló el Pentágono. Todos eran niños cuando EU invadió Afganistán en 2001 para evitar que el régimen talibán siguiera dando refugio a los terroristas de Al Qaeda y dar caza a Osama Bin Laden, cerebro de los atentados del 11 de septiembre de ese año y que falleció en una operación en Pakistán en 2011. De los 13 fallecidos, 11 pertenecían a los marines, uno a la armada y otro al ejército, reseñó Televisión Española.