El gobierno británico trató el jueves de tranquilizar sobre la seguridad de las vacunas contra el Covid-19, un día después de anunciar que la desarrollada por AstraZeneca se reservará en el país a los mayores de 30 años como medida de precaución.
Todas las vacunas utilizadas en el Reino Unido son “seguras para todas las edades”, pero debido al riesgo “extremadamente raro” de sufrir un trombo a los menores de 30 años se les ofrecerá la vacuna de Moderna o de Pfizer/BioNTech, explicó el ministro de Sanidad, Matt Hancock, en comparecencias en varias televisiones.
El número de contagios, hospitalizaciones y muertes -menos de 50 al día- debidas al Covid-19 descendió drásticamente tras más de tres meses de confinamiento acompañados por una de las campañas de vacunación más avanzadas del mundo.
Tres de cada cinco adultos han recibido una primera dosis y el Reino Unido, país más castigado de Europa por la pandemia con casi 127 mil muertos, prevé haber vacunado a todos los adultos a finales de julio.
Sin embargo, la campaña de vacunación, que hasta ahora no había sufrido obstáculos, se vio afectada por la decisión de reservar la vacuna de AstraZeneca/Oxford para los mayores de 30 años, tras los informes de casos raros pero graves de coágulos de sangre entre un número muy pequeño de vacunados.
“El Covid es una enfermedad terrible y parece que sus secuelas a largo plazo afectan a personas de 20 años tanto como a cualquier otro grupo de edad y pueden tener efectos secundarios debilitantes que arruinen su vida”, advirtió Hancock en declaraciones a la BBC.
El regulador británico MHRA anunció el miércoles haber registrado 79 casos de trombos raros entre los más de 20 millones de vacunados con Oxford/AstraZeneca en el país, de cuales 19 fallecieron.
El riesgo de sufrir un trombo tras ser vacunado es “mucho más bajo que los coágulos producidos por medicamentos comunes como la píldora anticonceptiva, mucho más raro que los trombos durante el embarazo y mucho, mucho más raro que los coágulos debidos al propio Covid”, afirmó a la BBC el profesor Anthony Harnden, vicepresidente del comité científico que supervisa la campaña de vacunación británica.