Oficialmente, el Super Bowl LIV ha dado su primer paso. La noche de ayer se llevó a cabo el Opening Night, el cual sirve para presentar a los equipos protagonistas del Super Domingo ante los medios de comunicación.
Desde varias horas antes del inicio, ya se trabajaba en los detalles para que todo estuviera listo en el Marlins Park, casa del equipo de beisbol de las Grandes Ligas que esta vez no recibiría un juego de pelota.
El césped artificial fue cubierto con una plataforma que se extendió a lo largo del diamante, se cerraron los accesos a las tribunas en las zonas de los jardines y en el centro de colocó un podio a una altura superior para que al término de sus entrevistas, los jugadores subieran a él para platicar con los representantes del canal de televisión de la NFL. Once stands individuales lo rodeaban, y en la parte alta de éstos estaban los nombres de quienes los ocuparían.
El primero en salir fue el equipo de los Jefes de Kansas City, por quienes Tyrann Mathieu era la primera opción. El safety fuerte se dijo «muy emocionado y muy honrado» de estar en un Super Bowl, «pero no lo hice solo, mis compañeros también son las razón de que yo esté aquí».
Pese a ser uno de los más asediados, el coach Reid respondió múltiples preguntas, aunque cada una de ellas siendo políticamente correcto: «ellos son también un gran equipo, así que vamos a tener que estar concentrados para poder ganar».
Enseguida estaba el hombre del momento: Patrick Mahomes, quien se mostró humilde, dijo estar preparado para el juego de este domingo y con una sonrisa recibió de La Afición una playera de la selección mexicana, «Oh, claro, México nos trató muy bien ahora que estuvimos allá; espero que nuestros aficionados mexicanos nos estén apoyando este domingo, son maravillosos».
Más jugadores estaban presentes, todos ellos sonrientes, bromeando y respondiendo gentilmente a cada pregunta, pero no solo los Jefes estuvieron allí. Un par de horas después, las caras cambiaron y los 49ers de San Francisco entraron a escena.
Sentado en el número 8, el allá cerrada George Kittle, quien no ha podido brillar en estos playoffs por culpa del buen funcionamiento del juego terrestre de San Francisco, dijo «claro que me gustaría tener mejores números, pero lo que más me importa es ganar, así que no importa».
Otro que ha parecido por lo mismo es Jimmy Garoppolo, quien estaba sentado un par de stands a su derecha, y ante la pregunta recurrente, fue claro: «vamos a hacer lo necesario para ganar, y si tengo que hacerlo yo, trataré de hacerlo de la mejor manera».
Pero el hombre que puso a los 49ers en el Super Bowl fue Raheem Mostert, quien se declaró como un hombre de familia que, en caso de ganar, celebrará con ellos, pero para poder hacerlo envió, a través de La Afición, un mensaje para todos sus aficionados mexicanos: «¡México!, sé que tenemos muchos fans allá y los aprecio mucho, ¡gracias por su apoyo!»
Nick Bosa fue el más seguido por la prensa, pero el joven de 22 años respondió como suele hacerlo en el emparrillado: como si fuera un veterano. Mostró humildad y sentenció que la defensiva de los Niners estará preparada para enfrentar a la poderosa ofensiva de Kansas City: «tenemos que volver a hacer lo que hemos venido haciendo, que es jugar bien y estar concentrados».
Así concluyó el día más pesado previo al Super Bowl, el día que pone frente a frente a los protagonistas con los medios de comunicación, para dar un pequeño vistazo de quienes este domingo se preparan para escribir una nueva página en los anales de la NFL.