Limpiar la casa, hacer el supermercado, lavar la ropa, llevar a los menores a la escuela, atender a las personas enfermas o dependientes y preparar la comida son tareas se han repartido históricamente de manera desigual en casi todas las viviendas.
Las mujeres realizan tres veces más trabajo en el hogar que sus pares hombres: en 2021 realizaron el 74% de estas actividades mientras que sus compañeros sólo el 26%, de acuerdo con los resultados de la Cuenta Satélite del Trabajo No Remunerado de los Hogares del Inegi.
Y aunque la mayoría de las mujeres realizan estas actividades sin paga en sus casas, éstas sí tienen un valor de mercado que tendría que pagarse si los miembros del hogar no pudieran realizarlas.
Durante 2021, por ejemplo, el trabajo en casa de cada mamá, abuela, hija o hermana, en promedio, fue equivalente a un sueldo de 5,960 pesos mensuales. Mientras que para los hombres que realizaron tareas domésticas sería de 2,400 pesos.
El hecho de que las mujeres realicen significativamente más trabajo del hogar produce múltiples efectos como dobles jornadas laborales (una del trabajo pagado y otra del trabajo en casa), un acceso limitado al tiempo libre para el desarrollo educativo o profesional, menores oportunidades laborales, menor nivel de independencia económica e incluso mayor vulnerabilidad a problemas de salud mental.