La salud mental es mucho más que la ausencia de enfermedad: es una parte intrínseca de nuestra salud y bienestar individuales y colectivos, así lo consideró Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
“A medida que el mundo vive con los efectos de largo alcance de la pandemia de Covid-19 y aprende de ellos, todos debemos reflexionar sobre uno de sus aspectos más llamativos: el enorme costo que ha supuesto para la salud mental de las personas. Las tasas de trastornos que ya son comunes, como la depresión y la ansiedad, aumentaron un 25% durante el primer año de la pandemia, sumándose a los casi 1,000 millones de personas que ya sufren algún trastorno mental. Al mismo tiempo, debemos ser conscientes de la fragilidad de los sistemas de salud que intentan atender las necesidades de las personas con trastornos mentales, bien sean de reciente aparición o preexistentes”.
En el Informe Mundial sobre Salud Mental desarrollado por la OMS se considera que para alcanzar los objetivos mundiales establecidos en el Plan de acción integral sobre salud mental 2013–2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) debemos transformar nuestras actitudes, acciones y enfoques para promover y proteger la salud mental, así como para proporcionar cuidados y atención a quienes lo necesitan.
Ghebreyesus insistió en que se deben transformar los entornos que influyen en nuestra salud mental y se requiere desarrollar servicios de salud mental de base comunitaria capaces de lograr la cobertura universal de salud para la salud mental.