By La primera ministra británica Liz Truss dijo este martes 20 que está dispuesta a tomar «decisiones impopulares», como elevar las bonificaciones para banqueros acaudalados con el propósito de estimular el crecimiento de la vapuleada economía de su país.
El viernes realizará una declaración sobre el presupuesto de emergencia, pero Truss anticipó que habrá recortes de impuestos, lo que, según ella, estimulará el crecimiento, aunque benefician más a los ricos que a los pobres.
«Tenemos que tomar decisiones difíciles para enderezar nuestra economía», dijo Truss. «Tenemos que examinar nuestras tasas de impuestos. Los impuestos corporativos tienen que ser competitivos con los de otros países para poder atraer inversiones».
Truss, quien lleva apenas dos semanas como primera ministra –un período eclipsado por el fallecimiento de la reina Isabel II– enfrenta presiones inmediatas para cumplir sus promesas de lidiar con la crisis del costo de vida en el Reino Unido y con una economía que se encamina a una recesión potencialmente larga.
Anunció ya un límite a las cuentas de energía de los hogares, lo que significa que el costo promedio por calefacción no será mayor de 2 mil 500 libras (2 mil 872 dólares) al año, mucho menos que lo que se había pronosticado. Y adelantó que el próximo viernes 23 los negocios conocerán los detalles de una ayuda similar.
Pero Truss descartó extender el impuesto a las ganancias de las compañías de petróleo y gas decretado durante el gobierno de su predecesor Boris Johnson.
Los críticos dicen que sus posiciones económicas libremercadistas y de impuestos bajos, inspiradas en Margaret Thatcher y Ronald Reagan, son una respuesta errónea a la crisis.
Truss, que está en Nueva York para participar en la Asamblea General de las Naciones Unidas, confirmó que la declaración de presupuesto revertirá un alza de impuestos implementada este año para ayudar a financiar el sistema de salud pública y eliminará un plan para elevar los impuestos a las corporaciones.
