China quiere predecir el futuro con una nueva tecnología de inteligencia artificial

China quiere predecir el futuro con una nueva tecnología de inteligencia artificial

China está preparando un nuevo sistema de vigilancia que usa inteligencia artificial para analizar la huella digital de sus ciudadanos y encontrar patrones inusuales que les avisen de potenciales delitos.

Se estima que la mitad de las cámaras de vigilancia del mundo están instaladas en China. Además, Pekín controla la actividad online de sus ciudadanos, vigila sus mensajes, sus compras y sus movimientos. Todo bajo la premisa de aumentar la seguridad y el bienestar de su población. Ahora, van a implementar una nueva tecnología de vigilancia —a mitad de camino entre las distopías de Minority Report y 1949— que estudiará los datos generados por los usuarios chinos para predecir cuándo se van a cometer futuros crímenes.

China lleva años invirtiendo en tecnologías de vigilancia ciudadana con la excusa de mantener a raya a los criminales, pero también para controlar a sus críticos, a personas con problemas mentales y a minorías étnicas como los uigures. Pekín, según informa el New York Times, ya está trabajando en el siguiente paso: usar la enorme cantidad de datos electrónicos que generan sus ciudadanos para encontrar anomalías y patrones de comportamiento que les permitan saber con antelación cuándo es más probable que ocurran los crímenes o las protestas ciudadanas.

El nuevo sistema de vigilancia chino

La primera noticia sobre esta tecnología llegó en 2017. La compañía de inteligencia artificial Megvii, anunció una nueva inteligencia artificial capaz de analizar miles de horas de grabaciones de vídeo para encontrar patrones de comportamiento inusuales que pudieran alertar a la policía de actividades ilícitas.

El software, por ejemplo, podría avisar de la presencia de un posible carterista en una estación de tren si las cámaras de vigilancia detectan que una persona pasa allí demasiado tiempo. También puede avisar a la policía si alguien que suele consumir drogas hace demasiadas llamadas al mismo número o hacer saltar una alarma cada vez que alguien con antecedentes de enfermedad mental se acerca a un colegio.

«Daría miedo si hubiera realmente personas vigilando detrás de la cámara, pero detrás hay un sistema», comentaba entonces Yin Qi, el fundador Megvii. «Es como el motor de búsqueda que usamos todos los días para navegar por Internet: es muy neutral. Se supone que es algo benévolo». Y añadió: «los malos no tienen dónde esconderse».

El Times ha accedido a unos documentos que acreditan que esa tecnología de la que hablaba Yin podría estar listo para su aplicación. Según esta información, el sistema creado por Megvii ya es capaz de crear expedientes digitales completos de los ciudadanos para uso policial. «Construye una base de datos multidimensional que almacena rostros, fotos, coches, casos y registros de incidentes», afirma una descripción del producto a la que ha tenido acceso el medio estadounidense. El software analiza los datos para «desenmascarar a gente corriente que parece inocente» y para «reprimir los actos ilegales desde su origen».

Megvii no es la única compañía china desarrollando este tipo de sistemas de vigilancia. Según apunta el Times, este mismo año la policía de Tianjin ha adquirido un modelo de aprendizaje automático de Hikvision para predecir las protestas sociales e impedir que estas lleguen a la capital. El programa recopila información de personas que presentan quejas sobre las autoridades locales y estatales, y luego hace una lista de personas clasificándolas según la probabilidad de que viajen a Pekín.

Occidente no se fía de los sistemas de vigilancia chinos

Hikvision es el mayor fabricante de sistemas de videovigilancia del mundo. Sus cámaras están presentes en 190 países y sirven tanto para que la policía vigile las calles como para que los padres vean lo que hacen sus bebés en la cuna. Pero los estrechos vínculos de Hikvision con el gobierno chino y el hecho de que estén involucrados en la construcción del sistema de vigilancia que usa la policía para oprimir a la minoría musulmana uigur, hacen que occidente empiece a renegar de hacer tratos con ellos.

El gobierno estadounidense ha impuesto varias sanciones en los últimos tres años contra Hikvision. Recientemente, el Tesoro de EE.UU. anunció que está estudiando la posibilidad de incluirla en la Lista de Nacionales Especialmente Designados y Personas Bloqueadas. En esta lista están los nombres de decenas de miles de empresas, organizaciones e individuos que según el gobierno estadounidense suponen una amenaza para la seguridad nacional y la política exterior y económica de Estados Unidos. En ella, hay terroristas, funcionarios de regímenes autoritarios, delincuentes internacionales y países como Corea del Norte o Irán.

Hace unos días, el Departamento de Trabajo y Pensiones del Reino Unido envió una carta a la ONG Big Brother Watch, en la que anunciaba la retirada de sus cámaras de vigilancia de Hikvision y de otros fabricantes chinos de sus edificios. Además, en la carta aseguraban que también prohibirían las compras futuras de las cámaras fabricadas por Hikvision en el Reino Unido.

«La decisión de retirar las cámaras de vigilancia de propiedad estatal china del Departamento de Trabajo y Pensiones es un acontecimiento enormemente bienvenido que no podía llegar lo suficientemente pronto, dado el papel que desempeña Hikvision en la actual represión brutal de los uigures en Xinjinag», dijo Madeleine Stone, responsable legal y de políticas de Big Brother Watch. «Estas empresas de vigilancia no tienen cabida en el Reino Unido y es un escándalo que el dinero de los contribuyentes esté financiando a empresas tan estrechamente vinculadas al genocidio».

Megvii asegura que su nuevo sistema está diseñado para hacer la vida de la gente más fácil y segura y no para “vigilar a ningún grupo o individuo en particular». Pero esta afirmación es difícil de creer a la vista de cómo funcionan estos sistemas en China y a la connivencia de las empresas que los fabrican con el gobierno de Pekín.

Sin embargo, este sistema para convertir a China en un sitio más seguro no incluye a todos los ciudadanos. Según el Times algunos documentos de Megvii hacen referencia a una ‘lista roja’ de personas a las que el sistema no debe vigilar. Se trata de «personas que necesitan protección de la privacidad o protección V.I.P.». Otro documento afina más el tiro y dice que la lista está pensada para los funcionarios del gobierno. Como si los políticos chinos fueran incapaces de cometer delitos.

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