Los restos de los dos sacerdotes jesuitas asesinados hace una semana, dentro de su iglesia en una comunidad indígena de Chihuahua, fueron sepultados este lunes en el mismo sitio donde encontraron la muerte.
Los féretros con los restos del Javier Campos y Joaquín Mora fueron enterrados en el atrio del templo Cerocahui, como fue la voluntad de los religiosos que dedicaron su vida a auxiliar a los indígenas de la sierra Tarahumara, una de las zonas más empobrecidas y marginadas de México.
«En la sierra Tarahumara llevan décadas esperando la paz y creemos que este martirio abre una puerta para poder caminar juntos hacia la construcción de la paz», dijo en el entierro el sacerdote Jorge Atilano.
El pasado lunes, un hombre armado irrumpió en la iglesia de los jesuitas cuando perseguía a un guía turístico. Campos, de 79 años, y Mora, de 81, trataron de intervenir para apaciguar al agresor, pero éste disparó y dio muerte a los tres.
Los restos mortales de los padres «Gallo» y «Morita», como cariñosamente los llamaban los tarahumaras, llegaron el domingo a Cerocahui desde la comunidad de Creel, la mayor de la zona, en un trayecto que duró horas pues el cortejo se detuvo repetidamente para que los pobladores se despidieran.
Algunos tocaban rápidamente los ataúdes mientras otros realizaban danzas propias de la cultura tarahumara, también llamada raramuri y que encuentra en la danza una forma de alejar a los malos espíritus.
La iglesia de Cerocahui fue purificada siguiendo un ritual en el que las tradiciones indígenas se encuentran con el catolicismo.
El atacante fue identificado como José Noriel Portillo, apodado «El Chueco», de 30 años y quien ya era buscado por el asesinato de un turista estadounidense en 2018.
El atacante y otros hombres armados se habían llevado los cuerpos de los religiosos y el guía. El miércoles fueron localizados por autoridades, sin que aún se conozca una hipótesis oficial sobre los motivos del crimen.
Este crimen ha desatado reacciones de dolor y de condena dentro y fuera del país, como las del papa Francisco, quien lamentó que haya «tantos asesinatos en México».
Distintos sectores, incluidos religiosos, han reclamado al presidente Andrés Manuel López Obrador modificar su política de seguridad, quien rechaza estas críticas.