El Sindicato Nacional de Trabajadores de Ferrocarriles, Mar y Transportes (RMT) de Reino Unido anunció este lunes el fracaso de la última ronda de contactos para intentar llegar a un acuerdo, por lo que pasará a la «siguiente fase» del conflicto con la convocatoria de la que se prevé será la mayor huelga ferroviaria de los últimos 30 años.
El sindicato, que cuenta con unos 40 mil afiliados, «avanza hacia la siguiente fase de la campaña», declaró el secretario general del sindicato, Mick Lynch, recogió la prensa británica.
Lynch desmintió la versión del gobierno y aseguró que el sindicato «jamás ha dejado las conversaciones» y que mantiene «una relación cordial» con las 13 empresas operadoras de trenes pese a sus discrepancias sobre las retribuciones.
La huelga afectará principalmente la semana próxima a las comunicaciones ferroviarias del norte y el sureste de Inglaterra, de Gales y de Escocia y podría comenzar esta noche.
Los representantes sindicales y de las empresas del sector han mantenido reuniones durante el lunes para intentar llegar a un acuerdo, aunque ni siquiera desde el gobierno había optimismo sobre las perspectivas de desconvocatoria de la huelga.
A nivel político, el gobierno del Partido Conservador responsabilizó a la oposición del Partido Laborista de este conflicto, pero éste responde reprochando al ministro de Transporte, Grant Shapps, de negarse a implicarse en las negociaciones.
Los representantes de los trabajadores piden reunirse con ministros porque son el Ministerio de Hacienda y el de Transporte los que controlan los contratos y la financiación de estas operadoras. Shapps emplazó a las propias operadoras a negociar, pero fuentes de las empresas alegan que desde el gobierno les han instado a no ofrecer aumentos salariales.
La portavoz de Transportes laborista, Louise Haigh, emplazó al gobierno a participar en las negociaciones. «No sólo no participan en las negociaciones, sino que están poniendo trabas», afirmó en declaraciones a la BBC.
El secretario de Estado de Hacienda, Simon Clarke, argumentó por su parte que «no tiene sentido dar falsas esperanzas de que se pueden evitar estas huelgas». «En esta fase es probable que sigan adelante», recalcó.